lunes, 31 de agosto de 2020

11.0 LA MUJER UNIVERSITARIA EN LA UNALM

Lola Barrenechea

La participación de la mujer en las aulas universitarias peruanas desde 1875 y la Ley 801 de 1908 fueron decisivas para la apertura de los espacios académicos para el colectivo femenino[1]. Ahora representa el 51% de la población universitaria del Perú.

Desde 1934 en que ingresó la primera mujer a La Molina el número de mujeres ha ido creciendo gradualmente hasta hoy ocupar aproximadamente el 50% del alumnado. "La mujer molinera con dedicación y esfuerzo ha equilibrado su vida familiar con lo profesional y académico, demostrando liderazgo solidario y comprometido con el desarrollo de nuestro país[2]".

En 1963 ingresamos siete mujeres: Consuelo Cavero (fallecida), Zoila Gamarra, Gaby Guerra, Teresa Guibu, Adela Humala, Clelia Torino y Lola Barrenechea; fuimos la promoción más numerosa hasta entonces ya que la promoción anterior que estaba en segundo año tenía tres alumnas, la de tercero cinco, la de cuarto uno y la del quinto año dos haciendo un total de 18 alumnas en una población aproximada de 700 estudiantes.

Como es de suponer las instalaciones de la universidad no contemplaron a la población femenina. Gracias a la gestión de las alumnas que nos precedieron se había acondicionado para las mujeres un pequeño ambiente con servicios higiénicos, duchas, casilleros, mesa, bancas y sillas; lo llamábamos "El Cuartito", este fue el refugio y lugar de descanso, estudio y tertulia del alumnado femenino donde forjamos la camaradería y el espíritu molinero.

La mayor parte de nuestros compañeros fueron respetuosos y amigables. Teníamos ciertas ventajas por ser mujeres: no hacíamos colas para entrar al comedor ni subir al ómnibus y los primeros asientos en el ómnibus y clases estaban reservados para las alumnas. Sin embargo, en una sociedad machista como la nuestra, ser mujer en un grupo mayoritario masculino fue complicado; para sobrevivir muchas veces tuvimos que ser ciegas, sordas y pasar desapercibidas.

Las alumnas participábamos en las actividades culturales de La Molina, en las deportivas formábamos parte de la barra que alentaba a nuestros equipos de basquetbol, fútbol y otros…pero eso sí, la mayoría de las mujeres integramos el equipo femenino de voleibol. Pertenecer a este equipo fue una experiencia gratificante y emocionante, nuestro reto fue los partidos con la UNI. Uno de los partidos que más recuerdo es el del año 1963 que reforzadas por Zoila Scarpati y Adela Ríos, dos molineras del equipo nacional de voleibol que estaban haciendo su postgrado en La Molina, ganamos a la UNI (que también tenían en su equipo a tres jugadoras del seleccionado nacional), alentadas por la barra y los gritos de: ¡La Molina Corazón!

Equipo de voleibol de La Molina de izquierda a derecha, paradas: Rita Espinoza, Malena de Monzart, Elia Ramírez, Lola Barrenechea, y Rosa Niño de Guzmán. Sentadas: Blanca Freyre, Luzmila Kamisato, Clelia Torino y Adela Humala (contribución de Adela Humala)

Me siento afortunada por la oportunidad que tuve de estudiar en La Molina, porque fue una muestra representativa de los aspectos socioeconómicos y culturales del Perú, esto me ayudó a conocer y comprender a nuestro complejo y diverso país, y porque contaba con un excelente personal docente altamente calificado. Estos factores contribuyeron a tener una sólida e integral formación profesional.



Izquierda a derecha: Paradas Maria Salas, Zoila Gamarra, Cleila Torino, Consuelo Cavero, y Lola Barrenechea. Sentadas: Maria Salas, Consuelo Cavero, Lola Barrenechea, Clelia Torino.

[1] Vadallares Chamorro, O. 2012. La incursión de las mujeres a los estudios universitarios en el Perú: 1875- 1908, UNMDSM, Lima.

[2] Flórez, E. 2019. Rector de la UNALM. Felicitaciones por el Día Internacional de la Mujer, 8 de marzo 2019.


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