lunes, 31 de agosto de 2020

3.1 EL ALMA MATER MOLINERA

 


Edilberto Guevara 

Hay muchos compañeros molineros de quienes podemos hablar por horas de la denominada promoción 1963-1967. La presencia de nuestros profesores, grandes maestros, fue importante en aquella época cuando nos formábamos en nuestra tercera enseñanza porque ocurría en momentos de grandes cambios en el mundo entero. 

La visión que tuvimos cuando cruzamos las puertas de la universidad fue encontrarnos con canchas de fútbol, básquet y tenis; un gimnasio; una piscina olímpica; una sala de televisión y lectura; una biblioteca que permanecía abierta hasta la media noche, todos los días del año; un establecimiento de café ubicado en la terraza del rectorado; un mercado de productos cárnicos, lácteos y agrícolas. 

En los campos agrícolas se cultivaban frutas, hortalizas, verduras, maíz, algodón y otros. Existía un vivero y una granja zootécnica para la cría de ganado vacuno, caprino, lanar, porcino, equino, auquénidos (llamas y alpacas), aves, conejos y cuyes. Como si eso fuera poco, la universidad manejaba el Instituto Internacional de la papa y otros como el de frutas tropicales, ciencias forestales, agroindustria, Ciencias Sociales, Matemática, Estadística y Biología. Todas estas facilidades, al alcance de los estudiantes en sus respectivas especialidades. 

La entrada principal de la universidad estaba constituida por una enorme alameda sombreada con frondosos árboles que se arqueaban de lado y lado hacia el centro y que en una extensión de 200 metros unía la vía externa con las oficinas del rectorado. Desde allí, amplias avenidas se bifurcaban de dos en dos en cada esquina para conducir a las instalaciones de las diferentes facultades. A la derecha la Facultad de Ingeniería y la de Ciencias Forestales; hacia la izquierda Ciencias (Matemática, Estadística y Biología) y Ciencias Sociales; hacia el centro, entre el rectorado y los comedores estudiantiles, Agronomía, y al fondo, lindando con los establos, las de Zootecnia y Pesquería. Detrás de los establos, los campos de cultivo y hacia el extremo izquierdo del campus, el internacionalmente reconocido Campo Ferial, donde se llevaban a cabo las competencias anuales de Vacunos y Equinos (caballos de paso), las ferias agropecuarias y agroindustriales y las pachamancas en el aniversario de la universidad, el que se celebraba al inicio de la primavera en el mes de septiembre de cada año. 

El auditorio principal y la biblioteca formaban una L que encerraban a la piscina, frente a la cual estaban las canchas de deporte y el gimnasio. El mercado se ubicaba detrás de las salas de ordeño, al lado derecho de los establos. Un enorme silo de forrajes emergía como un gigantesco hongo que adornaba la estética de los establos, y trataba de confundir el olor de la bosta con el de la melaza de caña y la harina de pescado. Detrás del mercado se ubicaban los patios de estacionamiento de los vehículos, con instalaciones de servicio, talleres de reparación y galpones de maquinaria agrícola de todo tipo que se utilizaban en las prácticas correspondientes. 

Los estudios universitarios se concebían en tres niveles bien diferenciados, dentro de un esquema flexible de créditos recientemente implantado, conocido vulgarmente como el currículum tipo jebe, que dio origen a la época dorada de La Molina. El número de créditos de cada asignatura estaba relacionado con las horas de clase y prácticas; así, una materia de cuatro créditos significaba 3 horas semanales de teoría y dos de prácticas. En el primer nivel estaban los denominados requisitos de Universidad, con materias comunes obligatorias para todos los estudiantes molineros y con un peso del 25 por ciento sobre el total de 200 créditos requeridos para concluir la carrera. En el segundo nivel estaban los denominados requisitos de Facultad, con un peso del 50 por ciento; variaban con la rama de estudios elegida, pero de obligatorio cumplimiento para todos los inscritos en la facultad respectiva. El tercer nivel lo constituían los denominados requisitos de Especialidad, dentro de cada facultad, con un peso del 25 por ciento. La denominación de flexible provenía del hecho de que cada alumno, de acuerdo con las recomendaciones de su tutor académico podía tomar más o menos carga, dependiendo del rendimiento académico que había obtenido durante el semestre inmediatamente anterior y del promedio acumulado. De ese modo la carga académica era perfectamente balanceada y permitía seguir siendo estudiante regular a uno que sólo se inscribiera en dos materias pero que no resultara aplazado, así como llevar una carga académica de hasta 25 créditos a aquellos que mostraban un rendimiento sobresaliente. 

El origen de nuestra universidad según la página oficial de la UNALM http://www.lamolina.edu.pe/ se remonta a 1902, cuando durante el gobierno del Presidente Eduardo López de Romaña se planificó y organizó la Escuela Nacional de Agricultura y Veterinaria con la participación de una misión belga que llegó al Perú en Julio de 1901, compuesta por los Ingenieros Jorge Vanderghen, Enrique Van Hoorde, Víctor Marie y Juan Michel, así como el Médico Veterinario Arturo Declerck. Tal como se menciona en la reseña histórica de la UNALM (pág. 9) en 1959, la Ley Universitaria 13417, reconoce a la Escuela Nacional de Agricultura rango universitario y, en tal virtud, cambió su denominación por la actual de Universidad Nacional Agraria La Molina. 

Casi todos los años en ocasión del día del reencuentro nos hemos reunido por grupos, pero recién entrado el siglo XXI y cuando a la mayoría se nos pintaba el cabello de plata, los surcos en la frente mostraban los rigores del tiempo y nuestros espíritus buscaban ansiosamente el reencuentro, empezamos a llamar a los otros miembros de la manada y organizar eventos, como el Foro de los 40 años y finalmente las Bodas de Oro de la Promoción 1967. En algún momento nos bautizamos como los "Tiranosaurios" de 1963.

 


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